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Fútbol entre icebergs y ballenas por Borja Barba

Aproximadamente un ochenta por ciento de su territorio está cubierto de una capa permanente de hielo. El restante veinte por ciento, que coincide con la zona de la franja costera, lo constituyen tierras yermas, castigadas por un clima extremo que incluye temperaturas máximas que no superan los 7 grados en los meses más cálidos y brutales rachas de viento que hacen imposible una vida normal. La escasa población se concentra en las pequeños y escasos asentamientos que salpican la costa y vive fundamentalmente de la pesca y de las numerosas explotaciones mineras existentes. Groenlandia, la supuesta tierra verde colonizada por el Erik el Rojo hace algo más de diez siglos, no debería ser un lugar apto para el ser humano. Ni para la vida, ni, por supuesto, para el fútbol. Pero la enorme isla de Groenlandia, hoy perteneciente al Reino de Dinamarca, alberga vida. Y Groenlandia, por increíble que parezca, por salvaje e inhóspito que pueda parecernos su territorio, alberga fútbol.

La groenlandesa no está entre las 211 asociaciones de fútbol englobadas en la FIFA. Su fútbol, pese a ser con mucho el deporte más popular de la región, no da para tanto. Ni siquiera se podría mantener un campo de césped natural a lo largo de todo el año y el césped artificial no ha comenzado a implantarse en los campos al aire libre hasta hace apenas un par de años. Antes todo era arena y roca. Pero, pese a los problemas organizativos, Groelandia sí que mantiene su liga y sí que cuenta con un equipo nacional. Aunque echó a rodar en la década de los cincuenta, no fue hasta veinte años más tarde cuando la competición de la gran isla de hielo consiguió consolidarse de manera estable temporada tras temporada. Desde el año 1971, el torneo groenlandés se juega bajo un curioso sistema, condicionado por las peculiaridades del lugar, compuesto de tres fases. Una primera en la que se enfrentan los equipos de una misma zona en una especie de liguilla local entre ellos. Posteriomente, con los ocho mejores equipos de esas liguillas clasificatorias se disputa un torneo, concentrado en un par de semanas del mes de agosto y disputado íntegramente en una ciudad anfitriona, en el que se juegan dos grupos de cuatro clubes cada uno de cuyos resultados saldrán las rondas finales. Los dos grandes dominadores históricos del torneo han sido el B67 Nuuk, de la capital, con doce títulos, y el Nagdlunguaq-48 (diez campeonatos), de la localidad de Ilulissat, a una hora y media de vuelo de Nuuk. Ninguno de los dos consiguió alzarse con el último título, disputado en la segunda semana de agosto en la pequeña población de Qeqertarsuaq, asentamiento de cerca de mil habitantes que se encuentra más próximo a Canadá que a la capital Nuuk.

La muy modesta liga de Groenlandia nutre al también modestísimo, y ‘no oficial’, combinado nacional. Como las Islas Feroe, Groenlandia es considerada un territorio autónomo perteneciente a Dinamarca. Sin embargo, y a diferencia del combinado nacional faroés, miembro de la FIFA desde el año 1988, el máximo organismo del fútbol mundial no reconoce a la federación de Groenlandia como uno de sus miembros, por lo que el equipo nacional no puede disputar partidos considerados oficiales a efectos estadísticos. Por eso, sus andanzas se limitan a la disputa de partidos amistosos (fueron muy habituales en la década de los ochenta los partidos disputados ante Islas Feroe o Islandia) y a la participación en torneos de selecciones no reconocidas por la FIFA, como los organizados por la NFFB (New Football Federations Board), asociación de la que la de Groenlandia es miembro junto a otras federaciones territoriales no oficialmente reconocidas como Zanzíbar, Kurdistán, Tíbet o Laponia.

El último torneo “internacional” disputado por Groenlandia fue el que se organizó dentro de los llamados Island Games (una suerte de Juegos Olímpicos reservados a equipos isleños), en el año 2015. Encuadrada en un grupo de clasificación formado por los combinados de Menorca, Åland (Finlandia) y Saaremaa (Estonia), la selección groenlandesa fue segunda en la liguilla por peor diferencia de goles con el equipo menorquín, quedando finalmente como quinta clasificada final en el torneo bajo la dirección técnica del eritreo Tekle Ghebrelul (destituido hace escasos meses en un feo episodio con más sombras que luces en su trasfondo y entre acusaciones cruzadas).

La fuerte inversión que ha supuesto dotar a la isla con un buen número de campos de césped artificial en las últimos dos años se ha visto como un primer y necesario paso de cara al reconocimiento de la selección de Groelandia por parte de la FIFA. Incluso la federación danesa se ha mostrado partidaria de la oficialidad del combinado groenlandés, contribuyendo económicamente al desarrollo del fútbol en la región. Si el fútbol continua creciendo, si la inversión en instalaciones se mantiene (hay incluso un proyecto de construir un estadio cubierto en Nuuk con terreno de juego de 105 por 70), no sería una locura pensar en una futura admisión de Groenlandia como miembro de la FIFA.

Nota del Blog diariosdefutbol.com

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