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El Cádiz apuesta por Jesé en su vuelta a Primera

El regreso de Jesé al fútbol español es el mejor remedio para curar todos sus males. Si es Cádiz, mejor que mejor. Un club y una afición entusiasmada por consolidarse en la máxima categoría.

El siguiente paso que está a punto de dar Jesé Rodríguez tiene que ser ganador. De lo contrario, se habrá acabado su historia en el fútbol. Ese paso puede ser el Cádiz, equipo recién ascendido a la Primera división que presentó esta semana su primer fichaje. El veterano delantero, Álvaro Negredo (34 años), es una una apuesta del club para sumar experiencia. Jesé tiene el mismo patrón y esa llamada del Cádiz para sumarlo al proyecto significaría el rescate que tanto necesita y pide el futbolista canario.

El regreso de Jesé al fútbol español, a sus 27 años, es el mejor remedio para curar todos sus males. Si es Cádiz, mejor que mejor. Un club y una afición entusiasmada por consolidarse en la máxima categoría. Para ello conviene reforzarse con futbolistas contrastados y con hambre. De esto último va sobrado el canario. Si algo puede asegurar es que una oportunidad en un equipo español la exprimiría con la misma ilusión con la que cogió un avión en 2007, con 14 años, y viajó de Las Palmas a Madrid.

El vuelo de Jesé ha sufrido diferentes accidentes en los últimos once años. Quién le iba a decir que acabaría, casi rogando, que un entrenador y un club anteponga su ilusión, ganas y se olvide de su mala fama o los comentarios que le desprestigian. La imagen que tenemos de Jesé es la de un futbolista que se ha quedado por el camino y no ha sido capaz de aprovechar sus cualidades por culpa de una grave lesión en la rodilla y una cabeza destartalada. Borrar todos estos problemas, muchos de ellos de índole familiar, no es nada sencillo. Convencer a un club español de que todavía está a tiempo de enderezar su carrera es el propósito que se ha hecho.

La motivación de jugar en España
La carrera futbolística de Jesé Rodríguez se divide en tres etapas. La buena, la mala y el calvario. En ese vuelo de 2007 iba un cadete recién fichado a Madrid a comerse el mundo. A conquistar el club más laureado y lograr el sueño de jugar en el primer equipo. En estas edades tan jóvenes no le hacía falta nada más que salir al campo y jugar con libertad. Jesé era superior a todos. Físicamente y técnicamente. Tenía lo más difícil del fútbol: el gol. El Jesé libre era un espectáculo por su velocidad, chispa y efectividad. Así alcanzó la buena fama como futbolista. Llegó al Castilla, con la confianza del entrenador Alberto Toril, y superó el récord goleador de Emilio Butragueño en la Segunda división. Marcó 22 tantos.

No había una sola razón para pensar que no iba a ser uno de los futbolistas más destacados de España hasta que se produjo la fatídica lesión, el 19 de marzo de 2014, en el partido de Champions contra el Schalke en el Bernabéu. Rotura de ligamento cruzado de la rodilla derecha. Se acabó la primera y mejor etapa del canario como futbolista. Comenzó la mala. La recuperación de la lesión y unas compañías poco aconsejables para un profesional que necesita estabilidad. En este periodo se recuerda el incendio en el sótano de su chalet, en obras para acondicionar un estudio de grabación. El reggaeton. Su otra pasión.

La tercer etapa es la del calvario porque se puede decir que fue peor, incluso, que la de la lesión y su recuperación. Ha durado cuatro años. Desde que en 2016 fue traspasado del Real Madrid al Paris Saint Germain, por 25 millones de euros, no ha encontrado su sitio ni se han dado las condiciones para demostrar si realmente es un jugador para la alta competición. El fichaje del PSG pareció ser un capricho más en el proyecto del jeque que coleccionaba jugadores. Si venían del Real Madrid, mejor que mejor. Tampoco Jesé puso mucho de su parte para adaptarse a la ciudad y un club especial. Empezaron las cesiones por diferentes países. En Inglaterra, para jugar en el Stoke City, le fue todavía peor. El regreso a España era una motivación. Primero en Las Palmas y después en el Betis, con la seguridad de que Quique Setién sí confiaría en él. Pero ya venía con la fama de jugador en baja forma, con sobrepeso, sin ritmo y casi acabado.

Los intentos para reengancharse al fútbol de alta competición no han conseguido dar sus frutos, pese a que en su último partido con el Betis dejó como recuerdo un gol, con victoria, en el Bernabéu. No lo celebró. Tampoco pudo triunfar esta temporada en el Sporting de Portugal, donde no acabó el contrato por la interrupción provocada por el coronavirus. Le queda una temporada en el Paris Saint Germain. Francia no es su hábitat. España es el lugar idóneo para demostrar de verdad si hay un nuevo Jesé. Más maduro, centrado, motivado y en forma. Sin duda, Cádiz, el club que preside Manuel Vizcaíno y entrena el exigente Álvaro Cervera, podría sacar provecho de su experiencia y arrepentimiento. El cadete ya es mayorcito para haber aprendido de los errores.

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