• anunciate2
  • anunciate1

Paco Jémez salva la vida de un golfista al que reanimó de un infarto

Le practicó un masaje cardiorrespiratorio diez minutos y con la ayuda de una enfermera lo mantuvieron con vida hasta que llegó la ambulancia.

Mañana del pasado lunes en el club de golf de A Zapateira, en A Coruña. Dos partidas que se cruzan. A un lado, junto al green del hoyo 10, tres jubilados acaban de llamar al 061 para pedir una ambulancia. A sus pies, tendido en el verde, yacía su compañero Ignacio. Acababa de darle un infarto. No respondía a ningún estímulo. No respiraba, no tenía pulso y había tomado un color entre morado y azul.

Por el hoyo de enfrente, transitaba en otra partida de golf Paco Jémez junto a un amigo, dos habituales del club coruñés. Jémez advirtió casualmente, al levantar la mirada de su siguiente hoyo, la angustiosa escena que se estaba viviendo en el diez. «Fue una casualidad, estábamos a unos 50 o 60 metros. Levanté la vista y lo vi en el suelo. Me di cuenta de que algo pasaba y salí corriendo hacia allí», cuenta el técnico. Los tres acompañantes le gritaban a Ignacio pidiéndole que aguantase. «Se habían quedado bloqueados. Era gente mayor y no sabían cómo proceder. Estaban esperando que la ambulancia llegase».

«Cuando llegue estaba muerto»
Jémez se echó al suelo e inició el masaje cardiorrespiratorio con el objetivo de que el corazón de Ignacio no dejase de bombear sangre. «Cuando llegué estaba muerto. Nunca me había visto en una situación así. Tenía alguna noción de cómo se hace un masaje de reanimación y me puse a ello sin dudarlo. Era la primera vez que lo hacía. El hombre no respiraba, no latía, estaba completamente fulminado», recuerda el canario afincado en A Coruña.

«Yo le daba y le daba. Intentaba mantenerlo como fuera. Hacía lo que buenamente podía». Al teléfono, un médico le iba ayudando con las indicaciones: «No dejes de hacerle el masaje que es lo único que lo puede mantener con vida», le insistía del otro lado. Jémez comenzó a vislumbrar entonces algún signo de luz: «Poco a poco vi que reaccionaba algo. Que echaba una bocanada cada diez segundos, que daba alguna señal».

Se acercó una enfermera, Mari Carmen Badía, también socia del club, para echar otras dos manos. Relevó a Jémez en el masaje cardiorrespiratorio durante otros cinco minutos. «Cuando ella llegó yo estaba reventado. Llevaba diez minutos seguidos sin parar. Ella me ayudó para que nos pudiéramos rotar», recuerda Jémez.

Llegó la ambulancia y se plantó en el mismo green. «Es impresionante lo rápido que trabajan, como fueron capaces con las descargas y las maniobras de conseguir estabilizarlo en tan poco tiempo». Los sanitarios lograron que Ignacio entrase en el vehículo con pulso.

«Está estable y me emociona»
El hombre, de 66 años, ingresó en un hospital de A Coruña donde se recupera. Sus allegados le trasladaron a Paco Jémez su gratitud. «Estoy muy satisfecho, nunca había hecho una cosa así y me emociona mucho saber que está bien, que se está recuperando. He podido hablar con él y está estable», cuenta el exjugador. Su rápida reacción, con la asistencia posterior de Badía y la llegada de los servicios de emergencia, fue clave para que lo pueda contar. Curiosamente, no era la primera vez que Ignacio sufría un infarto jugando al golf. El anterior había sido, eso sí, de menor envergadura.

«Le he dado vueltas luego a lo que tiene el destino. Si no llego a mirar hacia allí en ese momento, ese hombre no hubiese salido adelante». La partida de Jémez se cortó abruptamente. Pero su destreza salvó una vida.

¿Te gusta este artículo? Compártelo
  • Banner noticia interna inferior idiscan
Comentarios

Sin comentarios

Nuevo comentario
Volver a inicio