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Amarga resaca de una dolorosa derrota

El optimismo se diluyó y la ilusión volvió a alejarse de la UD Las Palmas. El equipo amarillo salió derrotado ante el Mallorca por primera vez en casa esta temporada y lo hizo en el peor momento. El estreno de Pepe Meo como local y en pleno despegue, una maniobra que se vio truncada por un trompazo monumental.

La cara de Pepe Mel y su cuerpo técnico era un poema triste. "Me preocupa que tras el segundo gol nos hemos puesto la lápida y no pudimos reaacionar" manifestaba con rostro preocupado y de zozobra el técnico madrileño, que pasó con nota el primer examen en La Coruña pero que descarrilo en la segunda curva cerrada que se encontró en el sinuoso y empinado camino hacia una sexta plaza que cada día parece más inalcanzable.

Mel se dio dr bruces con la realidad de un vestuario que no se reconoce a sí mismo por la calidad individual que atesoran sus jugadores. Que dicho sea de paso, no están justificando domingo tras domingo sobre el terreno de juego.

No queda otra que seguir, repiten una y otra vez desde el seno del vestuario. Una frase tan obvia como real que no deja de salir de una plantilla que no termina de encontrarse a sí misma en un cuento de nunca acabar, tortuosa a más no poder.

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